Lo mas lindo de cuando empiezan a comer es verles las caras al probar nuevas texturas y nuevos sabores!! IMPERDIBLES!
Y como ayuda el pedacito de pan que resulta interminable y nos da un respiro!!
Pero, siempre hay un pero, comienza otra batalla! “El nene no me come…, no le gusta la carne…, escupe el tomate…, me corre la cara”, y entonces en ese momento entramos en pánico, aparecen los miedos, “se va a desnutrir…, le faltan vitaminas… no le gusta lo que le cocino…”.
Son muy pocos los que comen bien y variado desde un principio, en general, este tema es otra pulseada, y como todas ellas, son cíclicas, cuando creemos que estamos ganando, nos descuidamos y vuelven a resistir.
En algunos casos, en un comienzo, suelen aceptar casi todo lo que les ofrecemos con gusto: brócoli, remolacha, pescado, pero cuando van creciendo por un motivo que aun no descubro, reducen su paladar al gusto exclusivo de milanesa con puré.
Suele pasar que lo que un día les encanta al día siguiente ya no lo quieran, o que sin probar un plato te digan que no les gusta. Los niños dan trabajo, y con la comida no es la excepción.
Es muy importante no olvidar que los chicos copian, y seguramente van a terminar comiendo lo que se come en casa.
Sentarse a la mesa con ellos, comer variado y colorido, dejarlos participar de la previa, cocinar con nosotros, en definitiva, hacer que les resulte atractivo el momento de la comida y no solo una obligación cotidiana, a largo plazo da resultados.
También es recomendable dejarlos jugar con las texturas de las frutas, dejar que las manipulen, que las huelan, la lleven a su boca, y no hacerles de todo papillas que suele ser una buena manera de asegurarse que coman variado, pero también resulta difícil luego revertirlo.
Lo mas importante es siempre estar en contacto con el medico, el nos va a indicar lo que necesita y qué nos debe preocupar y ocupar de estas primeras comidas, haciendo el seguimiento adecuado del crecimiento del niño.