viernes, 15 de julio de 2011

La pareja después de los hijos (parte 1)

Cuando los hijos aparecen en escena, ya nada es igual, como hemos dicho en varias oportunidades. Pero hoy el tema especifico es nuestra pareja, quien tampoco escapa a la regla general. Ya no es mas tu esposo, ahora es el padre de tus hijos, ya no llega con ganas de verte y tener una cena romántica, ahora apenas abre la puerta se tira al piso (cual niño) y con un "Hola mi amor" se dispone a hacer correr el autito del menor o darle vida  al muñeco de la mayor! 
Las primeras veces nos enternece ver esa escena, no nos preocupa que no nos salude con un beso, mas si estas en camisón y toda despeinada, mas vale pensas: "suerte que no reparo en mi". Pero cuando esto se prolonga en el tiempo, y ya lo esperas con una blusa sugerente,vas a la peluquería y no lo registra, te empezas a preocupar! aunque tampoco lo suficiente, ya que después de una jornada completa y encima dos horas de peluquería  no tenias mucho resto para otra cosa.
Pero... ese espacio se extraña, es necesario, ese vinculo de pareja, de dos, de romance, HAY QUE RECUPERARLO!
Y esto no es tarea fácil, y de ninguna manera es una tarea NUESTRA, (de las madres), sino de LA PAREJA, ambos han pasado por la misma experiencia de ser padres, ambos han cambiado sus prioridades, han reflotado sus fantasmas, su niñez; ambos han hecho un cambio que los ubica en otro lugar y muchas veces esto provoca el desencuentro. Esperable, necesario, pero también, transitorio, ahora el vinculo tiene que ser transformado, tiene que acomodarse a una nueva realidad, y el desafío es no perderse en los roles de padres sino poder hacer coexistir ambos, la pareja no tiene las mismas necesidades que la Familia.
En general, se abre otra dimensión del amor, la tierna, la parental, uno tiene un motivo mas para amar al otro, pero también para "odiarlo" (siempre esta la ambigüedad). Aparecen las diferencias, los modos familiares que mientras eramos dos no estaban  tan en juego, o si, pero no se notaban tanto. El cansancio, la falta de tiempo, las obligaciones, las responsabilidades,  todo se potencia y empaña la relación, nos confunde, y muchas veces no nos reconocemos. Es vital para la pareja poder tomarse un tiempo para reencontrarse, para recuperar el vinculo anterior que aun sigue allí, que revive cuando el contexto lo permite, y ese contexto debe ser creado, ya no es permanente y natural como antes, debemos corrernos de la escena familiar y  propiciarlo, hacerlo durar un tiempo, disfrutarlo y como el hechizo de Cenicienta, sabiendo que luego quedará rezagado, a la espera de un nuevo encuentro, que no solo fortalece el vinculo de la pareja también el de la familia, los hijos son mas felices, cuando sus padres también los son.

martes, 22 de marzo de 2011

Comienzan las clases

          Cuando los chicos empiezan las clases, los padres empezamos con ellos. Los preparativos, las reuniones, las tareas, etc. La ansiedad por conocer las nuevas maestras, de reencontrarse con sus amigos, de habituarse a una nueva  rutina, que poco se parece a la de las vacaciones.
          El miedo a lo desconocido, el dolor de estomago, las ganas de llorar el primer día, todas sensaciones que nos resultan familiares y que revivimos con ellos.
           Es importante no trasmitirles nuestras propias ansiedades y acompañarlos en este proceso de adaptación respetando sus propios tiempos, sin presiones, ni apresuramientos. Entender que para ellos es un desafío cada año, hacerlos sentir capaces, darles confianza y seguridad es nuestro trabajo, que sientan que están preparados para enfrentar nuevos aprendizajes.
        Cada niño vive de forma diferente este proceso y por eso es fundamental escucharlos, contenerlos y darles las herramientas necesarias para que pueda tolerar la ansiedad de los primeros tiempos, la separación de los padres y sobretodo para resignar su narcisismo para convertirse en un ser social.
        Si logramos trasmitirles el respeto por el otro y por las normas, el valor de compartir, de ser compañeros, de ponerse en el lugar del otro, seguramente les resultará más sencillo insertarse en el grupo y explorar al máximo sus posibilidades. Ahora bien, si estas cuestiones no han sido aprendidas desde el seno familiar y deben ser aprendidas en la institución escolar, el proceso será más arduo y trabajoso, no solo para el niño sino también para los padres.

martes, 4 de enero de 2011

Los Berrinches


Podríamos decir que hasta acá, todo lo que tiene que ver con introducir normas,  formas de comportamiento, costumbres, resulta trabajoso pero uno mas o menos sabe como trasmitirlo. A mi parecer lo más complicado, al menos de manejar, suelen ser los berrinches. Cuando un niño se planta y empieza a los gritos o a desobedecer impunemente, nos solemos poner muy nerviosos, y en general reaccionamos con bronca, fastidio, “los queremos matar”.
Es esperable que los chicos tengan estas reacciones, comienzan a dar muestra de su personalidad, no es fácil comprender que el otro ponga limites a un “simple juego o a las ganas de comer un caramelito”, en todo caso ellos ven tan caprichoso nuestro No como sus propias ganas. Por eso el desafío es encontrar la manera de que los caprichos no sean una forma frecuente de expresión, sino una reacción excepcional y esperable de tanto en tanto.
¿Y cómo? 
 Deberíamos  tratar  que nunca logren su cometido con un capricho, porque de esa manera repetirían la conducta para conseguir lo que buscan, muchas veces por no escucharlo, o por evitar un papelón, cedemos, con lo cual le estamos diciendo que esa es una manera de conseguir lo que quieren, y seguramente lo volverán a hacer. Otras veces reaccionamos como ellos, les gritamos, nos violentamos, y tampoco suele dar mucho resultado, ya que es una situación sumamente angustiante y estresante para todos que suele generar culpas y  dejar un sabor amargo, que nos lleva a intentar reparar lo sucedido, con lo cual tampoco sirve.
Como en todo lo que concierne a la crianza, lo ideal es sostener la autoridad con calma y aplomo!! Por lo menos hacer el intento, frente a un capricho, deberíamos esperar que se les pase, dejarlos desplegar su bronca si no es desmedida, y mostrarnos firmes y con desaprobación. Si el niño no logra controlarse, muchas veces resulta que  sostengamos el No pero acompañado de un abrazo contenedor, eso los calma y no significa que estemos cediendo sino ayudándolos a canalizar esa furia que ellos solos, muchas veces, no saben controlar aun por si mismos.
Es muy importante que los padres estén siempre de acuerdo en què esta permitido y qué no, no es fácil para ellos internalizar prohibiciones si no están sostenidas por ambos, sin entrar en detalle de lo que significa que los Padres no coincidan en las posturas, ese es un capitulo aparte.