Cuando los hijos aparecen en escena, ya nada es igual, como hemos dicho en varias oportunidades. Pero hoy el tema especifico es nuestra pareja, quien tampoco escapa a la regla general. Ya no es mas tu esposo, ahora es el padre de tus hijos, ya no llega con ganas de verte y tener una cena romántica, ahora apenas abre la puerta se tira al piso (cual niño) y con un "Hola mi amor" se dispone a hacer correr el autito del menor o darle vida al muñeco de la mayor!
Las primeras veces nos enternece ver esa escena, no nos preocupa que no nos salude con un beso, mas si estas en camisón y toda despeinada, mas vale pensas: "suerte que no reparo en mi". Pero cuando esto se prolonga en el tiempo, y ya lo esperas con una blusa sugerente,vas a la peluquería y no lo registra, te empezas a preocupar! aunque tampoco lo suficiente, ya que después de una jornada completa y encima dos horas de peluquería no tenias mucho resto para otra cosa.
Pero... ese espacio se extraña, es necesario, ese vinculo de pareja, de dos, de romance, HAY QUE RECUPERARLO!
Y esto no es tarea fácil, y de ninguna manera es una tarea NUESTRA, (de las madres), sino de LA PAREJA, ambos han pasado por la misma experiencia de ser padres, ambos han cambiado sus prioridades, han reflotado sus fantasmas, su niñez; ambos han hecho un cambio que los ubica en otro lugar y muchas veces esto provoca el desencuentro. Esperable, necesario, pero también, transitorio, ahora el vinculo tiene que ser transformado, tiene que acomodarse a una nueva realidad, y el desafío es no perderse en los roles de padres sino poder hacer coexistir ambos, la pareja no tiene las mismas necesidades que la Familia.
En general, se abre otra dimensión del amor, la tierna, la parental, uno tiene un motivo mas para amar al otro, pero también para "odiarlo" (siempre esta la ambigüedad). Aparecen las diferencias, los modos familiares que mientras eramos dos no estaban tan en juego, o si, pero no se notaban tanto. El cansancio, la falta de tiempo, las obligaciones, las responsabilidades, todo se potencia y empaña la relación, nos confunde, y muchas veces no nos reconocemos. Es vital para la pareja poder tomarse un tiempo para reencontrarse, para recuperar el vinculo anterior que aun sigue allí, que revive cuando el contexto lo permite, y ese contexto debe ser creado, ya no es permanente y natural como antes, debemos corrernos de la escena familiar y propiciarlo, hacerlo durar un tiempo, disfrutarlo y como el hechizo de Cenicienta, sabiendo que luego quedará rezagado, a la espera de un nuevo encuentro, que no solo fortalece el vinculo de la pareja también el de la familia, los hijos son mas felices, cuando sus padres también los son.